sábado, 19 de noviembre de 2011

Kaichou wa Maid-sama [Mp4] [Sub Español] [MU]




Nombre Japonés: 会長はメイド様!
Género: Shōjo, Comedia, Romance, School
LifeProducción: J.C.Staff
Año: 2010
Dirección: Hiroaki Sakurai
Subtitulos: Español
Calidad: 704×396
Tamaño: 62 ~ 65mb
Duración: 00:24:30

sábado, 8 de octubre de 2011

Hiyoko Doramas y mas...: Hi! My SweetHeart 14/14


Hiyoko Doramas y mas...:


Hi! My SweetHeart 14/14
:
Título: Hi! My SweetHeart (Hai Pai Tian Xin)
Género: Comedia romántica
Idioma: Chino
Subtitulos: Español
Fansub: Stray Cat
Canal: CTS...

Hiyoko Doramas y mas...: Nobuta wo Produce 10/10


Hiyoko Doramas y mas...:

Nobuta wo Produce 10/10
:
Nombre: Nobuta wo Produce
Año: 2007
Idioma: Japones
Genero: Drama escolar, comedia
N. Episodios: 10
Duración: 45 min
Tamaño: 400 mb Aprox...

martes, 19 de julio de 2011

Sabishiro

Los Japoneses de Alma Mía y Tus Ojos



Saikou Naomi
























Isao Yoshiko






















Kouto Yukimaru























Saite Nitobe























Kouichi Makoto

sábado, 2 de abril de 2011

Alma Mía VIII

Cáp. 8: Recuerdos.



─Vampiro ─repetí sin poder creerlo─.

Nessie asintió mientras sonreía. Sus ojos habían vuelto a ser marrón. Toda su postura había vuelto a la normalidad pero, sus dientes blancos parecían mucho más atemorizantes que momentos atrás.

Su ceño se frunció mientras me estudiaba.

─Estas temblando ─apuntó─.

Podía verme temblando yo también. Me convulsionaba intentando huir de lo que se me había dicho pero no poseía la fuerza para ponerme de pie.

Mis propios pensamientos se repetían una y otra vez: “Ella era como un ángel pero, comenzaba a descubrir que poseía un secreto, algo oscuro y aterrador…”

En ese momento no pude imaginar cuan aterradora podría llegar a ser la verdad.

¿Cuánto pánico es capaz de manejar un hombre? Estoy seguro que no lo suficiente. Mi cuerpo comenzaba a revelarse ante mí. Ya no solo temblaba, ahora estaba sudando y haciendo un esfuerzo sobrehumano para respirar.

Alcé la cabeza sintiendo los primeros síntomas del desfallecimiento mientras escuchaba el tronar de mi pulso en mis oídos. Nessie me observaba relajadamente preocupada. Sus ojos brillaban expectantes esperando mi reacción pero yo no podía hacerlo. En mi aturdimiento podía darme cuenta claramente que estaba en estado de shock. Mi cuerpo se desplomó sobre los mullidos helechos mientras el mareo producía un horrible sentimiento vertiginoso en mi estomago.

Comenzaba a ver borroso. El aire llegaba cada vez con más dificultad a mis pulmones. Podía percibir la humedad del suelo, su olor… luego todo se volvió negro.

Supe que estaba en la habitación de Bella en el instante en que voltee a ver por la ventana. Era la habitación que daba al lago en la mansión blanca. Supe también que estaba soñando porque, a pesar de ser de noche y estar lloviendo con una fuerza ensordecedora, podía ver claramente hacia el exterior. Cada árbol, cada animal… todo era completamente visible a mis ojos. Además, podía oír los latidos desbocados de un corazón que no era el mío pero que se sentía como si fuera la fuente donde surge el motivo para que yo exista.

Me voltee hacia la cama dorada en medio del cuarto. Sobre ella estaba una joven de piel blanca, cabello abundante color marrón y un par de enormes ojos chocolate… los ojos de mis antiguos sueños. Ahora ella tenía rostro.

— ¿Y bien? —refunfuñó—. Enséñamelo.
Me reí nerviosamente mientras me subía a la cama junto a ella. Su corazón latía peligrosamente rápido.

—Es un objeto usado —le dije en tono serio─.
Aparté su muñeca izquierda de la pierna que mantenía rodeada con ella y acaricié la pulsera de plata que la rodeaba por un instante. Poseía una figura tallada en madera similar a un lobo. Por algún motivo esto me enfureció pero archive ese sentimiento mientras a una velocidad imposible prendaba de él el objeto que ansiosamente guardaba en mi bolsillo. Después volví a poner el brazo donde lo tenía.

Ella lo observó con atención mientras contenía el aliento.
Sabía que ella extrañamente odiaba los regalos por lo que los nervios aumentaron
dolorosamente comenzando a tornarse en pánico.

—Era de mi madre —me encogí de hombros intentando bajarle el perfil—. Heredé de ella un puñado de baratijas como ésta. Ya les he regalado unas cuantas a Esme y a Alice, así que, como ves, no tiene tanta importancia.

Ella me sonrió débilmente.

No le había gustado. Ahora si estaba en pánico.

—Aun así ─proseguí─, se me ha ocurrido que podría ser un buen símbolo. Duro y frío —reí—. Y a la luz del sol se ve el arco iris.

—Olvidas que se te parece en algo mucho más importante —murmuró interrumpiéndome—. Es precioso.

El alivio recorrió mi cuerpo como un flujo de brisa fresca.

—Mi corazón es igual de silencioso que éste —dije sin entenderme—. Y también es tuyo.

—Gracias. Por los dos.

─¡¿Se puede saber qué le hiciste, chucho imbécil?!
La voz furiosa de Rose retumbó en mi cabeza despejando todo rastro del sueño que acababa de tener. Sin embargo me sentía incapaz de abrir los ojos. Mi cuerpo estaba totalmente entumecido e inmóvil aun así, no tuve tiempo de entrar en pánico antes de volver a sumirme en la oscuridad.

Esta vez me supe en otro sueño cuando sentí como me mecía en una silla en el rincón de una pequeña habitación. Frente a mí estaba la misma joven del sueño anterior pero visiblemente más cansada. Tenía ojeras y los labios secos.
Por algún motivo estaba molesto con ella. Tenía la mandíbula fuertemente apretada intentando apaciguar todas las emociones que bullían en mi interior.
—Menudas ganas tienes de condenarte eternamente... ─mascullé─.
—Sabes que en realidad no crees lo que dices.
— ¿Ah, no? —bufé.
—No.
La fulminé con la mirada y empecé a hablar, pero me interrumpió.
—Si de verdad hubieras creído que habías perdido el alma, entonces, cuando te encontré en Volterra, hubieras comprendido de inmediato lo que sucedía, en vez de pensar que habíamos muerto juntos. Pero no fue así... Dijiste: «Asombroso. Carlisle tenía razón» —una sonrisa de suficiencia cruzó su rostro─.Después de todo, sigues teniendo la esperanza.
Me quedé callado sin saber que decir. No podía creer lo maravillosa que ella podía llegar a ser.
—De modo que los dos vamos a ser optimistas, ¿vale? —sugirió—. No es importante. No necesito el cielo si tú no puedes ir a él.
Me levante despacio frunciendo los labios, llenándome de ese amor que nacía desde el fondo de mi pecho hacia ella. Tomé su rostro entre mis manos para poder mirarla fijamente.
—Para siempre —prometí─.
—No te pido más —respondió mientras se ponía de puntitas y besaba suavemente mis labios─.

─Emmett solo lo llevó a una carrera con los quileutes, Rosalie. No es para tanto. Has estado toda la tarde refunfuñando sobre lo mismo.

─Pero, Alice. Esa estúpida idea ha tenido a Edward toda la tarde inconciente.

─Tranquilça hermana. Despertará en un momento.

─Estas segura, mamá.

─Completamente.

─Bella, ¿Qué significa un momento para ti?

─Lo mismo que para ti, Emmett.

─Si fuera así, ya tendría los ojos abiertos.

─Que no tenga los ojos abiertos no significa que no esté despierto.

─¿Quieres decir que nos esta escuchando?

─Es probable….

Un silencio conmovedor inundó el lugar. Solo podía oír la dulce respiración de Bella. Sabía que era ella por ese olor maravilloso que entorpecía me raciocinio y aceleraba mi corazón.

Escuche una risita seguida de un golpe sordo y luego a Emmett refunfuñando sobre el maltrato intrafamiliar. Quise reírme pero mi cuerpo no respondió. Carlisle lo hizo por mí. A estas alturas ya me había habituado a sus voces al punto de ser inconfundibles para mí. Su carcajada fue coreada por otras más delicadas. Era un sonido armónico y hermoso.

Mis parpados al fin respondieron cuando el recuerdo de la joven Renesmee se coló por mi memoria. De aquella criatura imposiblemente hermosa y aparentemente letal.

Un cazador… un ángel severo esculpido en duro mármol… y… Bebe sangre… La sangre es poder…

Recordaba haber leído eso en algún libro hace tiempo… esa memoria trajo consigo otras de forma violenta: Ambos eran criaturas de la oscuridad, pero existía una dignidad, una pureza casi en él…

Un vampiro.

Al fin abrí los ojos… Tenía los ojos abiertos por primera vez desde que los conocí. Comenzaba a sentir un creciente pánico, mi pulso se había acelerado y tenía un nudo en la garganta que me impedía gritar que era lo que quería hacer en ese momento pero, entonces, el rostro preocupado de Bella inundó mis ojos y todo lo que pude ver fue a ella. Su belleza irreal, su voz suave, el amor en sus ojos de topacio y ónice, el chocolate profundo de su cabello… y todo se desvaneció.

Todo el miedo que pude llegar a sentir momentos atrás se había evaporado junto con mi resolución de escapar. Si ese mundo oscuro era el responsable de que ella exista entonces yo también podía abrazarlo. Podía seguirlo para estar con ella.

El que bebiera sangre no disminuía ni un ápice mis sentimientos por ella, seguía
amándola con la misma intensidad de esta mañana si no es que más.

Ahora entendía toda la elegancia y sensualidad que se desprenden de su ser perfecto. Entendía el por qué de su deseo de marcharse, de alejarse de mí. También entendía porque me había traído con ella a este lugar. Entendí cada uno de sus gestos, sus expresiones mortificadas, todo el dolor que se colaba en su voz cada vez que me
hablaba de sus sentimientos.

Entendí algo más mientras la miraba a los ojos: su Edward había muerto hace tiempo. Hace tanto tiempo que toda su alma esta rota y tenía miedo, y estaba sola.

Y pude verla realmente maravillándome con su presencia, con el calor de su mirada y su expresión de preocupación… por mí. Entonces lo entendí. Toda ella estaba echa para que no pudiera pasar desapercibida por mis ojos. Porque yo estaba destinado a estar con ella, porque ella estaba destinada a estar conmigo.

Me di cuenta de que había estado demasiado tiempo quieto cuando su ceño se frunció y me miró alzando una ceja.

─¿Estás bien, Edward?

Un escalofrío me recorrió cuando la oí pronunciar mi nombre. Se sintió como una caricia de suave seda a mi corazón.

─Estoy bien, Bella ─dije mientras me incorporaba en la cama─, solo recuérdame no volver a salir con Emmett.

El aludido explotó en carcajadas mientras le decía a Rose que no había pasado nada grave. Esta lo miro envenenadamente y luego negó con la cabeza.

─Qué bien que hayas despertado, hermano.

─Gracias, Rose.

─Ahora que Edward ha despertado podemos irnos ─apuntó Jasper que parecía incomodo─.
Lo miré y me sonrió burlonamente como diciendo “Se lo qué estas pensando y lo que sientes, a mí no puedes engañarme”. Sin darme cuenta asentí con la cabeza y él me sonrió en acuerdo.

─Esto me trae tantos recuerdos ─cantó Alice mientras rodeaba a Jasper con sus pequeños bracitos─.

Él la miró reprobatoriamente pero la expresión de Alice, esa que te dice “soy inocente aunque hayan pruebas de lo contrario”, destruyó cualquier rastro de enojo por parte del hombre frente a ella.

Él le sonrió cálidamente y le devolvió el abrazo de manera firme.

Al desviar la mirada observe la expresión de dolorosa resignación en el rostro de
Bella y tuve deseos de abrazarla también.

─Mamá y yo nos quedaremos ─dijo Nessie de pronto, no había notado que estaba ahí─. ¿Cierto?

Bella se puso rígida a mi lado.

─¿Cierto, mamá? ─insistió mirando fijamente a Bella─.

Esa niña debió haber sido una mimada en su infancia. Se notaba que hacía lo que quería.

─Si ─respondió Bella en un susurró mirándola iracunda, noté como Nessie se estremecía─. Hablaremos de esta actitud luego, señorita ─le ladró en un susurro bajo─.

Renesmee sonrió pagada de sí misma.

─Nessie ─le advertí─.

Ella se quedó rígida viéndome con lo ojos abiertos como platos mientras se cristalizaban e hipaba. Me sentí culpable al momento en que sus lágrimas comenzaron a caer. Pequeña manipuladora.

Observé como todos salían de la habitación en silencio y como Alice era prácticamente arrastrada por Jasper hacia fuera. Me reí entre dientes feliz y relajado como hace mucho no estaba.

Renesmee hizo además de marcharse pero se lo impedí.

─Es hora de que hablemos ─les dije─. Y ahora quiero toda la verdad, Bella.

Ella desvió la vista intentando huir de mis ojos.

─Sabes que no puedes mentirme, te conozco.

Suspiró resignada y clavó sus ojos en los míos nublando mi cabeza por unos momentos.

─¿Por qué Renesmee me llamó papá?

─Porque lo eres ─aseguró Nessie con un bufido exasperado─.

─Edward, esto es algo largo de contar ─la cortó Bella siseando mientras observaba a
Nessie que parecía querer volverse invisible─. Tendrás que tener paciencia. Pero, Edward, si luego quieres marcharte, no lo hagas ─rogó─. Si lo haces no podremos
protegerte.

Asentí no muy seguro.

─También te pido que no te alteres y que me permitas decirte todo… Tal vez no haya otra oportunidad.

─No seas dramática, mamá.

─Silencio.

Nessie no volvió a abrir la boca.

─Lo prometo. Escucharé hasta que digas que has acabado y incluso después… si me lo permites.

Bella se quedó en silencio mirándome fijamente. En ese momento lucía tan joven, tan vulnerable…

─Te conocí en forks ─asentí, ambos sabíamos eso─,en enero del año 2005 ─contuve el aliento─. Sí, hace un siglo.

Ella esperó a ver mi reacción pero yo me limité a seguir escuchando. Me sonrió mientras agitaba la cabeza con incredulidad.

─La primera vez que te vi estabas en la cafetería del instituto con tus hermanos. Jasper, Alice, Rose y Emmett ─aclaró ante mi gesto de confusión─. Estabas mirando a ningún lugar en particular con gesto ausente y aburrido. Eras la única persona que no me miraba de forma estúpida por ser la nueva chica de la ciudad ─rió dulcemente─, así que podía estudiarte con calma sin preocuparme por toparme con ojos excesivamente curiosos. Entonces te giraste y me viste directamente a los ojos…

─Hay un problema con tu historia, Bella ─le interrumpí antes de marearme por el pánico─. Yo solo tengo 17 años. No pue-

─Si que se puede, Edward. Mírame y no te asustes, por favor.

Asentí con recelo.

─Aquí como me ves, con esta apariencia y esta voz, yo tengo 119 años ─abrí los ojos como platos mientras dejaba de respirar─, Nessie cumplirá 100 en un par de semanas
─añadió como quién no quiere la cosa mirándome fijamente y con una sonrisa burlesca en los labios pero, sus ojos se mantenían insondables─. Y Carlisle, nuestro padre y creador tiene 464 ─insistió picándome─.

No estaba seguro, pero me parecía que se estaba esforzando por asustarme a la vez que tenía un pánico casi palpable a que me alejase. Ese pensamiento renovó mi seguridad y me mostré lo más indiferente que fui capáz.

─Parece bastante más joven ─aseguré con una carcajada─.

Me sorprendió lo bien que se sentía estar escuchando esta verdad desde los labios de Bella, era casi como si quitaran los muros que había alzado para mantenerme a salvo de la realidad que extrañamente no me parecía tan aterradora ahora.

Ambas se rieron.

─Eso es cierto ─apoyó Nessie, Bella la miró seria y ella volvió a quedar en silencio─.

Le sonreí a Nessie y ella me devolvió la sonrisa débilmente.

─Eso no quita que tenga 17 años, Bella ─repetí regresando al tema─.

─Espera, Edward ─me regañó─. No seas curioso, al menos no aún. No lo entenderás si no te explico todo y en orden.

Asentí. Ella parecía feliz, realmente dichosa lo que me hacía feliz a mí también.

─En ese entonces parecías tan confundido e inquieto y ¿Todo por qué? ─se rió con dicha real─ ¡Porque no podías leer mi mente! ¡Porque no sabías lo que pensaba!

─Ahora tampoco puedo hacerlo ─refunfuñé aceptando, si darme cuenta, que esa historia era real─.

─No, nunca has podido y nunca podrás al menos que yo te lo permita ─dijo con una sonrisa traviesa─.

─Eso no es tan cierto ─le dije, ella frunció el ceño─, leo tu mente cada vez que veo tus ojos.

La mire fijamente leyendo cada una de sus emociones en su mirada dulce y cálida. La vi debatiéndose entre el dolor y la dicha sin llegar a decidirse por una en particular. Pero su sonrisa me dijo que la felicidad había ganado terreno en su corazón.

─Así ha sido siempre, también.

─Eres como un libro abierto… ─musité recordando una de las cosas que me dijo la niña de mis sueños─.

─Sí.

─Esto esta tardando, mamá ─se quejó Nessie─.

─Renesmee, si no quieres que le prohíba a tus tías el que te lleven con ellas a sus viajes de compras por Europa durante las próximas cinco décadas, cállate ─la
amenazó─.

Nessie abrió muchos los ojos y sus labios formaron una “o” por la impresión, pero no dijo ni una sola palabra.

─Yo no se como explicar lo que pasó luego ─prosiguió─. Solo sé que a pesar de que decidiste ignorarme para mantenerme alejada de ti, toda mi vida giraba en torno de la tuya. Todo en mi vida tenía que ver contigo ─su mirada se tornó dulce─. El primero de los días en que fui feliz a tu lado fue cuando salvaste mi vida, de hecho, cuando te marchaste, me aferraba a esa sensación, al sentimiento que me provocaba tu ira protectora, para mantenerme en una pieza…

─Bella… ─la llamé, parecía que lloraría de un momento a otro, pero algo me decía que no podía hacerlo─.

─En ese entonces te amaba tanto… ─sollozó─ qué con solo oír tu voz en mi mente me bastaba para encontrar consuelo. Pero ahora era diferente…

─Bella…

─Si, Edward ─dijo mirándome a los ojos─. Tú eres el Edward que yo he amado durante toda mi existencia ─su mano voló hacia el anillo que reposaba en su dedo─. Ahora has vuelto y si quieres marcharte lo entenderé pero antes, debo decirte una última cosa.
Apenas podía articular una palabra por lo que esperé mirando sus ojos de miel brillante.

─Jamás habrá otro que no seas tú para mí. Ahora que sé que volverás, prometo esperarte una y otra vez, para siempre… así que eres libre de irte cuando todo esto acabe. No importa lo que pasé, te protegeremos y te llevaremos a casa.
Apretó los dientes mientras desviaba su mirada hacia las cortinas azules de la habitación.

Nessie me siseó impaciente.

─Bella yo… ─respiré hondo─ no puedo.

domingo, 27 de marzo de 2011

Alma Mía VII







Cáp. 7: La Verdad





Estaba sentado en el sofá de la sala con la cabeza apoyada contra los cómodos cojines de este. Estaba solo en la casa exceptuando que Esme se encontraba en su gigantesco invernadero de cristal cuidando de sus adoradas plantas.

Me sentía confuso y feliz mientras recordaba lo que me había dicho Bella pasado el mediodía.

“Te quiero” eso fue lo que dijo… Ella dijo que me quería…

Sin embargo, yo no sabía que hacer con ese conocimiento. Aún sentía como su mirada viajaba lejos y estaba seguro de que sus pensamientos siempre se desviaban hacia su Edward. Muchos de los momentos en los que ha estado conmigo ella se mantiene ausente, pensando en las musarañas según decía Emmett, y yo la contemplada intentando apaciguar el dolor y la curiosidad.

Esta vez había sido considerablemente difícil pelear contra aquella parte de mi mente que me decía que había imaginado las palabras de Bella.

─Yo te quiero…─había dicho─ no sabes cuanto ─agregó con un suspiro─.

Me estremecí de dicha mientras asimilaba la devastadora fuerza con la que me golpeo la sensación de victoria por ganar su afecto. Pero no tuve suficiente tiempo para disfrutar de ello ya que el móvil de Bella había comenzado a sonar y había tenido que marcharse.

Cuando estaba por cruzar la puerta se había girado hacia mí y pensé que se quedaría pero ella me dedicó una mirada dulce mientras decía suavemente “Edward, eres importante para nosotros, pero, más aún, eres indispensable para mí… no seas imprudente”.

Su voz sonó como una caricia de viento fresco y perfumado e, inexplicablemente, tuve deseos de llorar. Me sentía débil ante ella y eso comenzaba a molestarme. Bella había mostrado más de su alma que yo y me había dicho primero que me quería, me había secuestrado para protegerme y me quería junto a ella mientras yo simplemente asentía y me quedaba con lo poco que ella decía respecto a los motivos por los que estamos en esta situación.

Me descolocaba cada vez que me decía algo sobre sus emociones hacia mí, empujando mi curiosidad natural hacia atrás dando cabida solo a este amor que siento por ella en cada parte de mi ser.

Comenzaba a creer que lo hacía a propósito y el temor a que solo lo hiciera para mantenerme aquí comenzaba a echar raíces en mi psique.

Además estaba el hecho de que se reunieran en el bosque. A simple vista no lucían como la típica familia que pasa sus días en el campo. Ellos son sofisticados y finos del tipo que se aprecian en las antiguas pinturas barrocas no del tipo aventurero.

Ella era como un ángel pero, comenzaba a descubrir que poseía un secreto, algo oscuro y aterrador, un secreto que compartía con su familia, que los hacía iguales más allá del evidente parecido físico. Que creaba un lazo invisible más fuerte que el simple afecto y la tolerancia. Eran cómplices y amigos, eran aliados ante algo, mas bien, alguien que intentaba destruirlos, separarlos…

Podía leer claramente su determinación cada vez que estaban juntos. No titubeaban.
Sentía que ellos enfrentarían a la muerte por los otros y, aunque sea tonto, sentía que yo también daría mi vida por ellos.

Caminé por el pasillo hacia el patio trasero. Justo frente a la puerta se encontraba un delicado camino de adoquines serpenteando entre el césped cubierto de pensamientos de un fuerte color morado y azul. Al fondo pude apreciar un inmenso invernadero de cristal, en su interior estaba Esme revoloteando entre las hileras de plantas de colores.

Avancé hasta ella con la esperanza de poder retomar la conversación inconclusa del día anterior. Por algún motivo deseaba que no se hubiera arrepentido. Tenía una sensación extraña sobre lo que ella iba a decirme, de alguna forma sabía que era de vital importancia pero no sabía como traer el tema a colación.

Entré al invernadero donde el aroma de las flores y hierbas me aturdió por unos momentos. Las observé detenidamente notando las hermosas rosas de vivo color rojo que iniciaban el grupo de flores mezcladas con hierba buena. En el centro habían numerosas orquídeas de un tono rosado pálido y detrás de ellos una mujer de cabellos acaramelados sonriéndome afectuosamente.

─¿Necesitas algo, cariño?

─No, solo…

─No te preocupes ─me confortó─. Siéntate y ponte cómodo.

Obedecí rápidamente intentando y fallando vergonzosamente de esconder mi nerviosismo. Ella me miró y en su rostro redondo se formó una suave sonrisa de comprensión. Me pregunté como podía leerme con tanta facilidad.

─Sé que tienes preguntas, Edward. Pero me pregunto si es a mí a quién debes hacerlas.

─Sé que es así ─dije convencido─. Es con usted con la única que puedo hablar.

─Entonces hablemos ─concedió─.

Camino alrededor del montículo donde amapolas coloradas se erguían con dificultad y se volteó hacia un grupo de fresias y lavanda cortando una de cada una en el proceso. Luego camino hacia mí sentándose a mi lado en la banca de concreto.

Parecía no estar afectada por el calor sofocante y el intenso aroma de las plantas a diferencia de mí que comenzaba a sudar. Me entrego ambas flores y su olor combinado hizo tartamudear a mi corazón.

Ella se rió y yo enrojecí.

─Ella ─murmuré─, ella es muy especial…

─¿Eso crees?

─¿Usted no?

─Lo que importa ahora es lo que tú piensas y, sobretodo, lo que sientes…

─Yo…

─Tú la amas ─no era una pregunta─.

Suspiré abatido y asentí incapaz de hablar.

─Es por eso que estoy aquí.

─No sabes cuanta verdad hay en eso.

─¿Por qué?

─Ella te convenció de inmediato ─mintió─.

Incluso sin estar viéndola sabía que estaba mintiendo. Ni yo mismo entendía cómo, pero casi podía oír el murmullo de su conciencia. Agité la cabeza mientras jalaba de las mangas de mi camisa.

─Hábleme de su familia.

─No ─dijo en tono firme, la miré sorprendido─. Tú deseo es saber sobre Bella.

Le sonreí.

─Bueno ─dudó como si no supiera cuál fuera la mejor forma de empezar─. Bella es una
chica extraña con un alma antigua.

Me reí. No había descripción más acertada.

─Ella ama la música ─apunté recordando nuestra tarde al piano─.

─Ahora, sí ─afirmó, sus ojos se entrecerraron con sospecha─. Supongo que Emmett estuvo hablando de más…

─Él me habló sobre Edward.

Murmuró un “lo sabía” y alzó la cabeza mirando detenidamente hacia ninguna parte, como enfocándose en recuerdos lejanos.

─Desde que eso pasó, Bella ya no escuchó más música porque esta se lo recordaba. No es que ella quisiera olvidarlo ─aclaró─, es sólo que, para nosotros, la perdida de nuestro compañero significa nuestra misma muerte.

─¿Cómo? ─desconfié de la manera en que dijo nosotros, como si fuera una excepción importante.

─Dime, Edward. ¿Por qué estás aquí? Estás aquí por Bella. Porque no logras imaginar un mundo sin ella, ¿Verdad?

─No entiendo.

─Edward cuando nosotros amamos, entregamos todo, nuestro corazón y alma existen solo porque esa persona existe. Estar lejos de ella te hace sentir incompleto. Ansías su presencia. Envidias a aquellos que roban su tiempo. Anhelas que vuelva a ti, que tome lo que desee de ti con tal de que sea feliz.

Asentí sin mirarla. Tenía un nudo en la garganta y tenía miedo.

Hasta ahora solo era conciente de la mitad de las emociones que había estado experimentando. Me sentí cohibido ante mi inexperiencia y me pregunté como sería capáz de mantener raya todo eso.

─¿Él…él la amaba?

Sus ojos brillaron mientras acariciaba un brote de lilas a un costado de la banca.

─No sé si la palabra “amor” defina lo que él sentía ─fruncí el ceño─. Escucha, Edward. Nosotros sentimos todo lo que antes te dije por nuestros compañeros pero, Edward y Bella, ellos se adoraban. Me atrevería a decir que Bella sigue viva solo por nosotros.

Me sorprendió esta última confesión. ¿Acaso ella había deseado morir junto a él?

El dolor familiar se agudizó en mi pecho. Ella lo había amado tanto… Mis esperanzas disminuían a pasos agigantados.

─No te desanimes hijo ─acarició mi mano con sus dedos fríos─. Las cosas saldrán bien. Te lo prometo.

Le sonreí y al verla a los ojos noté que se había quedado inmóvil.

─¿Sucede algo?

─Nada. Solo… no te muevas de aquí, Edward. Por favor…

─Claro.

Salió velozmente cerrando el invernadero tras ella.

Me quedé pensando en el amor que Bella sentía por él. Cuando hablaba conmigo no parecía tan rota…

Oí un golpe sordo y casi al instante Bella abrió la puerta, corrió hasta mí y me
abrazó tomándome desprevenido.

Me había puesto de pie por la impresión pero Bella se mantenía firmemente agarrada de mi cuello.

─¡Oh, por Dios! ─murmuraba─ ¡Creí que te perdería!

─¿Perderme?

Me hice el desentendido ante el temblor de mi cuerpo y el latido errático de mi corazón. Pero no pude pasar por alto la calidez que abrazaba mi alma de la misma forma en que los brazos de Bella rodeaban mi cuerpo. Suaves, dulces y firmes.

Se apartó un poco de mí para mirarme directamente a los ojos. Sus labios se entreabrieron y dejaron salir su aliento dulce. Por un instante me dejé engatusar solo para disfrutar de ese momento pero luego la miré severamente frunciendo los labios.

─No vas a distraerme con eso, Bella ─le advertí, ella soltó una carcajada algo histérica─

─Prometo que te explicaré pero… ahora tengo que presentarte a alguien.

─Esta bien ─le sonreí─.

Ella me liberó de su agarre y se situó a mi lado tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos. La miré con una ceja alzada y ella me sonrió con sus ojos de miel brillantez y calidos observándome fijamente. Luego volteo hacia la puerta y se apego mas a mí, apoyando su cuerpo contra mi costado.

Intenté respirar y apaciguar mis latidos pero, la felicidad y el asombro no me lo permitían. Mi corazón tenía plena conciencia de que ella estaba justo a mi lado, tomada de mi mano con su cabeza apoyada sobre mi pecho.

La puerta se abrió lentamente permitiendo el paso a aquel hombre nativo gigantesco.

Me tensé al ver al tal Jacob cruzar el umbral con una sonrisa pegado al rostro.

Justo tras él venía una joven alta de cabellos cobrizos y ojos marrón, su piel era blanca pero no tanto como la de Bella y sus mejillas estaban levemente coloreadas de rosa. Debía tener unos 20 años al menos.

Al cruzar su mirada con la mía jadeo audiblemente y cubrió su rostro como si fuera a romper a llorar. Parpadee confuso mientras veía como Jacob rodeaba su cuerpo con un abrazo reconfortante.

Al ver la mirada que el chucho le dedicó a la joven me relajé al instante. Ella era su compañera. Al menos podía estar tranquilo con respecto a eso.

─Edward ─dijo Bella suavemente─. Ella es Renesmee.

La joven compañera de Jacob increíblemente se libró de su agarre con una facilidad que creí imposible y corrió hacia mí. La imagen se desdibujó frente a mis ojos reapareciendo justo frente a mí en el tiempo que me tomó enfocar la vista. Luego solo fui conciente de sus brazos rodeando mi torso y de sus lagrimas mojando mi camisa.

Mire a Bella en busca de una explicación pero ella parecía absorta viendo a la joven que abrazaba. Sentí un ápice de desilusión al ver que esto no le afectaba.

Inconcientemente esperaba que se molestara y reclamara pero se mantuvo en silencio observándonos.

Debo de haber perdido la facultad de pensar en el momento en que Renesmee me llamó “papá” porque una imagen demasiado nítida de mí con una pequeña niña de facciones delicadas y cabello largo con bucles castaño-dorados llenó mi cabeza y mi corazón.

Jadee y vi a Bella tensarse frente a mí. Le dio una mirada significativa a Jacob y este se acercó a paso decidido.

─Nessie ─la llamó suavemente─, ven. Sabes que la barbie querrá verte apenas se entere de que estás aquí.

Nessie asintió sin mirarlo. Alzó la cabeza y me sonrió.

“Este será nuestro secreto” escuché que dijo una voz suave dentro de mi cabeza muy similar a la voz de Alice. “Vendré pronto, lo prometo”.

Le sonreí a Renesmee mientras ella se despedía agitando la mano.

Me quedé mirando la puerta por unos momentos pensando en lo que había pasado. Sin duda la voz en mi cabeza era la de Nessie. No sabía cómo lo había echo pero a estas alturas no me sorprendería nada que provenga de esta familia. Luego recordé como aquella joven me había llamado papá lo que era totalmente ridículo. A leguas se notaba que era mayor que yo. Pero no sentía que ella me estuviera mintiendo, creía que a fin de cuentas, ella era la única que estaba siendo realmente sincera conmigo.

─¿En qué piensas?

La voz de Bella me sobresaltó. Estaba parada frente mí mirándome detenidamente como si estuviera estudiando mi reacción.

─En Nessie ─respondí con sinceridad y vi como su sonrisa se ampliaba─.

─Es hermosa, ¿Verdad? Se parece a su padre.

─Bueno. Eso no podría asegurarlo. No conozco a su padre.

Bella se rió con fuerza mientras tomaba mi mano. Comenzaba a acostumbrarme a esa acción.

Poco a poco el camino hacia su alma se volvía más nítido al punto de que podía verla en sus ojos con la misma facilidad con la que veía el leve color ónice de su iris.

Estaba tranquilo y esperanzado. Sentía que solo era cuestión de tiempo para que ella fuera sincera conmigo y creía firmemente de que en menos tiempo que el que me tomará que ella me diga la verdad Nessie vendría a mí y la sabría de todas formas.

Salí del invernadero jalando a Bella que seguía riéndose como loca. Lo que sea que la haya echo feliz me hacia feliz a mí también.

─¡Edward!

Me giré en dirección a la voz y pude ver a un muchacho moreno y corpulento, de piel rojiza y cabello corto corriendo hacia mí.

─Calma, Seth ─lo reprendió Bella─.

─¿Seth? ─pregunté─.

─Si ─sonrió ampliamente─. Estábamos esperándote.

─¿A si?─Inquirió Bella─

─Si. Ven con los hombres a dar un paseo.

Bella abrió los ojos sorprendida y comenzó a buscar a alguien con la mirada. Sus ojos se trabaron con los de Carlisle y, aunque no dijeron nada, me pareció que estaban conversando. Bella se relajó a mi lado y me sonrió con sorna.

─Ten cuidado, Edward ─se burló y bailó hasta donde estaba Rosalie mirando ceñuda a

Emmett que tenía una sonrisa maliciosa en los labios.

─¡Vamos, Eddy! ─rió Emmett, le gruñí─.

Me miró sorprendido antes de carcajearse. Para mi sorpresa, yo también me reí.

Caminé hasta él y salimos de la casa.

Fuera estaban aparcados varios coches, uno al lado del otro. El cielo estaba nublado y parecía que pronto comenzaría a llover pero, ello no parecía disminuir la emoción de los otros por este paseo.

Me preguntaba que era lo que tenían en mente pero algo me decía que lo mejor era guardar mi curiosidad para otro momento.

Seguí a Emmett hasta el Jeep gigantesco que encabezaba la larga fila junto a la acera.

─Arriba, hermano.

Me subí con cierta dificultad y me ajuste el arnés de seguridad mientras Emmett subía y encendía el auto.

─¿No vas a ponerte el cinturón?

Solo se rió.

Si creí que la tarde-noche en la que me había ido a dejar a mi casa había conducido rápido ahora veía que no era así.

Los árboles, las casas y animales se desdibujaban por la velocidad en la que el jeep las dejaba atrás. El viento se colaba por una de las ventanas traseras que permanecía abierta como un huracán. Olía a humedad y aire fresco. El mismo olor que poseía Forks la mayor parte del tiempo.

Vi por el espejo retrovisor y noté que otros tres coches similares nos seguían a la misma velocidad. Imaginándome como se sentirían si la velocidad les causará lo mismo que a mí.

Tendría que haber estado asustado. Cualquier persona normal lo estaría, pero yo solo sentía la adrenalina correr por mis venas acelerando mi pulso, provocándome una sonora carcajada de júbilo. Amaba la velocidad y esta, sin duda, iba a ser la carrera más rápida que iba a presenciar.

Sentí más que vi cuando nos detuvimos frente a una senda al final de la carretera. Emmett salió de un saltó con una sonrisa gigantesca en su rostro amedrentador. Lo seguí al tiempo de ver como Nessie descendía de uno de los otros autos.

Me removí inquieto y repentinamente ansioso. Esta podía ser mi oportunidad.

─Amor ─dijo Jacob a Renesmee─. Guía a Edward mientras nosotros nos adelantamos.

Nessie asintió con una sonrisa mientras veía a los demás desaparecer en el boque.

─¿A dónde van? ─pregunté extrañado─.

─¿Te gusta el béisbol?

Sonreí.

─Lo sabía.

Caminamos en silencio por una senda casi invisible que atravesaba el espeso follaje y las hileras de árboles de cuyas hojas caían solitarias gotas de agua. De seguro allá arriba había empezado a llover.

─Papá, te he extrañado tanto.

El suave susurró de Renesmee me sacó de mis cavilaciones. Me detuve. Ella me miró a los ojos llorando nuevamente.

─¿Por qué me llamas “papá”?

─Porque lo eres.

─Eso es imposible. ¡Eres mayor que yo!

Mi voz comenzaba a elevarse mientras leía la sinceridad en sus ojos. Esto era tan irreal. Ella estaba aquí parada en medio del bosque, usando un chal semejante a una capa de color negro, con su piel más pálida que en el invernadero y su porte grácil y elegante idéntico al de Bella. Mirándome ahora fríamente con sus ojos cambiado y su piel brillando ante los suaves rayos de sol que se colaban por entre las nubes y los árboles. Su iris ahora eran negras y amenazantes, de pronto parecía que su pequeña figura pertenecía a una criatura y no a una persona.

Temblé mientras una palabra intentaba filtrarse por entre mis recuerdos. Retrocedí ante ella.

Nessie avanzó hasta mí elevando su labio inferior mostrándome sus dientes.

El aire se atoró en la garganta. Caí sobre unos helechos mientras peleaba con mi
boca para que articulara alguna palabra.

─¡Dilo! ─me ordenó─.

Comencé a hiperventilar cuando la palabra se hizo clara en mi cabeza. Era imposible.

─¡Dilo, papá, dilo ahora!

─Vampiro.

Tus ojos



Prefacio


Todo se había vuelto nebuloso y un sopor ineludible inundaba mis sentidos. Ya no tenía fuerzas ni ánimos para continuar en esta lucha. Todo se había ido junto con él. Mi alma rota y olvidada clama por sentirle nuevamente a su lado, por percibir su olor, su respiración sobre mi piel; por ver sus ojos de topacio rebosantes de amor y comprensión.

¿Por qué se me permitió seguir existiendo si él ya no iba a estar a mi lado? ¿Por qué, Dios mío, se me obliga a sufrir este predicamento? Debería estar muerta. Deseo morir para seguirlo, para amarlo incluso en la muerte fría y lóbrega.

No puedo soportar la soledad que inunda mi pecho. El dolor que me aleja de los que amo. La ira que siento al verme impotente, al sentirme sola.

Él no tendría que haberse marchado.

Yo… yo no puedo seguirlo...

jueves, 24 de marzo de 2011

Alma Mía


Hola niñas!!! como saben ff no me permitio seguir subiendo mis historias =(
pero... como yo soy de las que nunca se dan por vencidas he comenzado aqui de nuevo ^^
zaluiito00sss


Prefacio

Oscuridad que me cobijas bajo tus mantas únicas y calmadas, no existe motivo para buscar en ti su mirada, sin embargo, me veo solo e incapaz de abandonar mí cometido como si nada. En el fondo de mi pecho se que si me doy por vencido perderé aquello por lo que respiro.
Me rio y te ríes de mi lo doy por seguro, sobre todo por que no se que espero de ti ni de la vida, ¡pero he soñado tantas veces con sus ojos que simplemente no puedo dejar de buscarla! Pero, ¿Y si ella no existiese? ¿Y si sus ojos amorosos no son más que una invención de mi alma triste y solitaria?
Suspiré. Esta noche de mi vida sería considerablemente larga…